Biografía de la crítica de arte Edith Recourat
Edith Recourat-Chorot nació en París y se crió en el ambiente refinado y brillante que caracterizó el período intermediario entre las dos guerras mundiales. Su padre, Pierre Recourat-Chorot, uno de los mejores expertos en antigüedades de París, no toleraba nada moderno en su casa. Como única concesión a la realidad familiar, “tuvo que amueblar un dormitorio Empire para mi hermano porque los demás estilos no resistían a nuestros juegos".Su familia materna se distinguió por su intelectualidad y talento al servicio del Estado y de las letras desde hace generaciones. Su bisabuelo materno, el Almirante Jules Dupré, Gobernador de Indochina, fue promotor de las primeras “baterías flotantes” que utilizó en la Guerra de Crimea con éxito y que se transformaron poco a poco en nuestros modernos acorazados. Murió colmado de honores, en vísperas de asumir la Cartera del Ministerio de la Marina. Su abuelo materno, Claude Couhin, abogado a la Corte de Apelaciones de París, presidió durante años la Sociedad de los Inventores. Destacado jurista, Oficial de la Legión de Honor, elaboró varios volúmenes de textos vigentes hasta el día de hoy para la protección de la propiedad industrial, artística y literaria.
En el curso de una visita a EE.UU donde conferenciaba su primo hermano en West Point – hijo, con igual nombre y apellido, del “fino humanista” Joachim Merlant, según don Miguel de Unamuno – no quiso volver a Francia sin visitar las románticas tierras sudamericanas cuyos nombres conocía de memoria desde la infancia, sobre todo Guatemala ... "y naturalmente, entre la Cruz del Sur, los grillos de la costa, las gardenias y las mil manifestaciones de amor exhaladas por las tierras mismas de este continente, me enamoré y me casé".

Apartamento de infancia en Paris
La guerra interrumpió el idilio. Bloqueada en América con su madre, Elizabeth Couhin Dupré de Jancigny, quien se había radicado en México para estar cerca de su hija, pasó los años de guerra en Guatemala, donde empezó a publicar crónicas de arte sobre películas, libros ingleses y varios temas guatemaltecos bajo los nombres de Edith Recourat, Edith Seidner Recourat, Edith S. Recourat y el seudónimo Anne Martel.
En 1945, cubrió para El Imparcial, de Guatemala, la conferencia de Cancilleres de Chapultepec. Radicó después en México, visitó las ruinas precolombinas de Yucatán y Chiapas con amigos del “Museo del Hombre” en Paris. Publicó artículos y estudios sobre arqueología, literatura, cine, política en revistas y periódicos mexicanos (Novedades, Estampa, Revista de Revistas, Revista del I.F.A.L., etc.).
En 1946, descubrió en Guatemala la primera generación de pintores y
escultores guatemaltecos, Roberto Ossaye, Arturo Martínez, Mario
Alvarado, Max Saravia, Miguel Alzamora, Roberto González Goyri, Abascal,
etc. y trató de organizar la primera exposición de pintura guatemalteca
contemporánea en Paris, propósito prematuro para la época. Escribió su
primer comentario artístico sobre la exposición de Arturo Martínez
organizada por la APEBA.
En 1947, retornó a Paris. Conoce en 1949 a Emma Reyes, pintora
colombiana de gran talento que exponía sus pinturas primitivas en la
Galeria Kléber, afianzándose su convicción de que “tras su aparente
pasividad, la América Latina estaba a punto de revolucionarnos con su
arte plástico, que lo contiene todo. Pasé, en una palabra, del plan
arqueológico al plan humano que casi diez años de vida en América, no me
habían revelado”.

Edith Recourat-Chorot
Regresa a América latina en 1950 radicando en México en donde se vuelve a casar. Se dedicó cada vez más al estudio de las culturas indoamericanas sin desligarse de su cuna europea. Al enviudar, regresa a Guatemala y traduce para el Instituto Indigenista una obra enciclopédica sobre los maravillosos “Textiles de los Altiplanos de Guatemala”, de la etnóloga norteamericana Lila O’Neale. Se familiarizó con la obra literaria y artística de numerosos autores y creadores latinoamericanos.
Aprovechó su última larga estancia en Francia en 1962 – una Francia
totalmente recuperada de la guerra, pujante, y de un ambiente espiritual
e intelectual más rico y creativo que nunca - para ordenar y completar
un panorama mejor integrado de la situación social del continente
latinoamericano.

El analfabetismo le parece accidental: “donde existe sensibilidad e inteligencia, hay materia prima para cualquier realización social e intelectual, donde hay tradición viva, hay porvenir en potencia”.
Cree en el arte figurativo y el destino individual de la América Latina y concluye: todo es asunto de conciencia.
Fue corresponsal de la radiodifusora HJCK (rama cultural de la Esso en Bogotá) siendo sus crónicas sobre la vida cultural y artística francesa y guatemalteca difundidas en "El Tiempo" de Bogotá y "El Imparcial" de Guatemala.
Con sus comentarios, impulsa en la década de los 60's y 70's la plástica en Guatemala al encontrar escultores y pintores guatemaltecos cuyo "talento le parecen expresión viva y profunda de la tradición y cultura latinoamericana".

Edith Recourat-Chorot muere en Guatemala el 10 de Febrero de 1974, tras una prolongada enfermedad.

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